"Andábamos sin buscarnos, pero sabiendo que andabamos para encontrarnos"
Julio Cortázar

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miércoles, 8 de julio de 2009


La vida dirá.

La frase sonó poco convincente de su boca, sin embargo quiso decirla. El tenía la necesidad, de que la vida diga en un futuro, lo que el día de hoy no decía. Quería que la vida, se hiciese cargo de lo que él no podía asumir. De lo que ella tampoco podía decidir. El quería cargar todo en esa abstracción: la vida. Suerte de destino que marcaría o no, el curso de las cosas.
Así él
o ella,
no tendrían la inmensa responsabilidad de decidir;

(la vida dice, la vida hace.)

No quiso admitir, lo sabía pero no quiso asumirlo, que la vida hablaba a través de él, y a través de ella. Y que por lo tanto, ellos debían asumir su voz. La vida hecha carne, a través de sus actos.

*

El caminaba abstraído, cuando de pronto, una gota de agua en su frente, y un perfume, lo hicieron viajar. Las gotas se sucedieron con rapidez, y así empezó a llover. Recordó aquella vez.
Aquella vez lo hizo callar, y tan sólo sonrió para sus adentros, acordándose del olor de su cuello. Ella observaba desde una ventana la cortina de agua, y respiraba profundo. Pensando que
las cosas no eran tan sencillas.

(O tal vez si;)

la vida dirá pensó. Pero pronto, se rió de su propio auto-conformismo. Consuelo de tontos. El quería y ella también.
Deseaba morder sus dedos, si, morder todos, todo.

*

Muerdo tu dedo, si, muerdo todos, todo.
Hoy me desperté queriendo verte. Quiero estar dormida, sintiendo el calor de tu proximidad.
Quiero olerte la nuca, morderte la oreja, besarte el cuello.

(Ella quería enloquecerlo. Sabía que podía hacerlo.)

Quiero enloquecerte y que camines abstraído. Pensando en el vívido recuerdo de nuestros besos, de mis manos que te alejan y te buscan al mismo tiempo.
Y de tus manos que me atraen hacia tu centro.
Quiero darte un masaje en la mano, pasar tus dedos por mis dientes, mi mano por tu pelo,
tu boca en mi cuello, tu risa que no sabe como escapar, pero se deja ser, se permite vivir.
Quiero que pienses y no lo hagas.
Quiero pensar y no hacerlo.
Quiero saltar el cerco.

(Pero no.)

*

Hoy es un día de deseos para mí

(De deseos para ella, que son tan simples como el escribirlos. Ella se enreda en un ovillo.)

Tal vez sea cierto, que suelo enredarme en una madeja sin un principio ni fin. Pero hoy tan sólo quiero enredarme entre tus brazos, fundir nuestro pelo y rodar.

*

El rueda en su cama. Una sombra, sobrevuela en su cabeza pero al despertar no ve nada. Sólo cuando el día va avanzando recuerda lo que soñó. Una gota de agua en su frente, y un perfume, lo hacen viajar. Ella brinda con saudade.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo ideal seria uno hacer hablar a la vida, y no solo escucharla... que desafio, no?

Juan

Anónimo dijo...

Ehp... Yo creo que es más bien un diálogo. Si uno pudiera elegir qué sentir, cómo, cuándo y de qué manera. Qué recordar, cómo, cuándo y de qué manera... Pero bueno, en eso nos pasa la vida y con esas herramientas hacemos, invocamos y anhelamos pensamientos y experiencias. De ahí en más, aprender quién es uno y qué buscar. Y ahí nos pasa la vida, en ella nos hacemos y de ella hacemos, je.

D.S.