"Andábamos sin buscarnos, pero sabiendo que andabamos para encontrarnos"
Julio Cortázar

Encuentrése, saque se de ese acartonamiento. Busque
gente
palabras
noches de placer

busque el rock n roll

domingo, 23 de agosto de 2009

textito







El poder de la mente que casi siempre juega en nuestra contra. Tal vez lo más sano sería escucharla un poco menos, guiarse más por. ¿Por quien?, la cabeza interpreta, traduce en palabras, sentimientos que no saben cómo encausarse. Se transcribe de un idioma a otro, se busca hacer tangible algo que es una sensación, un estremecimiento, una emoción, pero se pierde algo, siempre queda un resabio indescifrable, ajeno a toda configuración, subconsciente y que es el quid de la cuestión. Si prescindimos de ese mágico traductor mental nos enfrentamos al caos revuelto del corazón, a un tira y afloje que nos lleva de un lado a otro. ¿Que hacer entonces? Guiarse por el impulso, tira, arrepentirse y volver hacia atrás, afloje. Pero, ¿en el medio que queda?, se tiende un puente de silencios y las cosas no parecen ser tan claras entonces entre un extremo y el otro.
Entre un Vos y un Yo
Entre un Yo y un Ello, el resto, las cosas, la vida
Y mi imaginación corre
¿Entonces? Entonces mejor sentarse a escribir, descargar en la fuerza de la lapicera el trago amargo, que todo fluya, el pensamiento y el tiempo también, y que él, Tiempo, hable por sí mismo.
“Todo llega en la vida y con el tiempo, y no hay que ir a buscarlo, viene sólo”

sábado, 15 de agosto de 2009

Secuencia temporal

Nunca fue a París, nunca conoció el Sena. Sin embargo las muchas lecturas habían creado en ella un imaginario particular; prácticamente conocía ese río y pensaba buenas muertes en su cauce. Por que no pensar en el Amazonas, o en el Paraná, en el Eúfrates o el Tigris, simplemente por que no. Fue así que se dejo caer, no importaba si era el Río de la Plata o el Sena.
El agua penetra en su cuerpo, en cada poro de su piel, transpirada, agitada.
Sin saber como se deja atrapar, sus pelos de punta, la tiran y cae. Ella escapa del pasado, de él Pasado que de pronto y sin avisar se le aparece. Al no prepararse para el encuentro se asusta, una visión corta basta. Pasado camina hacia ella casi flotando por el piso, con su perfume y su sonrisa sarcástica tan particular; le cuesta poco evocar miradas y voces olvidadas. Pasado vuelve y ella escapa, la busca con su sonrisa de metal y ella corre, pero sus manos toman las de ella, se deja atrapar, se deja caer. Ya no importa si es el Sena o el río de la Plata, el agua penetra en cada poro de su piel.