"Andábamos sin buscarnos, pero sabiendo que andabamos para encontrarnos"
Julio Cortázar

Encuentrése, saque se de ese acartonamiento. Busque
gente
palabras
noches de placer

busque el rock n roll

martes, 22 de diciembre de 2009

El zurdo

La noche había comenzado de manera extraña.
Un bar, varias bandas: tres. Las unía un inefable Neo. Bandas neo folclore, neo rock, neo pop. Voces solistas y soberbias acompañadas de una parca instrumentación. Sin embargo el panorama cambió de pronto. El bar se transformó (o mas bien evoluciono) en un espacio...
¿Artístico?
¿Posmoderno?
O simplemente en la cuna de chicos cool que bien podrían estudiar cine o algo relacionado al diseño. Películas porno de los años 20 comenzaron a ser proyectadas. Las acompañaba una sintética música electrónica, unas luces locas y unas tiras de cartón que colgaban del techo
¿Performance?
Dudoso
Snobismo más probablemente
Mejor irse a otro lado o volver a casa
El regreso de cualquier manera exigía otra aventura: cargar tres instrumentos y cuatro humanos, pero a ningún taxi le atrajo mucho la propuesta. Parados en una esquina, instrumentos y humanos debieron esperar un taxi que se compadezca de su situación. Cuando al fin uno paró el panorama siguió siendo disfuncional, pero mejoraba notablemente.
Un jazz sonaba de fondo. “Miles Davis” anuncio el taxista; el viaje recién comenzaba. El taxista se convirtió en un sabiondo del jazz - jazzero de ley - y en un catedrático marxista
Que el video de Bill Evans del 61 y el del 68, que el padre odontólogo de Miles, que las influencias de Nueva Orleáns, la ruptura, la locura, que la sobredosis de heroína de Davis.
Que la sociedad, que el proletariado, que se mate no sólo a Tinelli, sino también a Suar, polarizar las contradicciones como decía Mao, Mao, que Lenin, que el barbudo Marx y la sumisión de los obreros al patrón
El taxista hizo notar que el no escuchaba Radio 10, el taxista aclaró que escuchaba Jazz, el taxista dijo que venía de familia marxista, el taxista comentó que desde principios de año trabajaba de esto, el taxista indicó que antes era encargado y el pequeño proletariado de allí ni siquiera tenía la sana rebeldía adolescente.
El taxista habló. La noche terminó con algo para contar, con una marca que llama la atención por su origen.

domingo, 23 de agosto de 2009

textito







El poder de la mente que casi siempre juega en nuestra contra. Tal vez lo más sano sería escucharla un poco menos, guiarse más por. ¿Por quien?, la cabeza interpreta, traduce en palabras, sentimientos que no saben cómo encausarse. Se transcribe de un idioma a otro, se busca hacer tangible algo que es una sensación, un estremecimiento, una emoción, pero se pierde algo, siempre queda un resabio indescifrable, ajeno a toda configuración, subconsciente y que es el quid de la cuestión. Si prescindimos de ese mágico traductor mental nos enfrentamos al caos revuelto del corazón, a un tira y afloje que nos lleva de un lado a otro. ¿Que hacer entonces? Guiarse por el impulso, tira, arrepentirse y volver hacia atrás, afloje. Pero, ¿en el medio que queda?, se tiende un puente de silencios y las cosas no parecen ser tan claras entonces entre un extremo y el otro.
Entre un Vos y un Yo
Entre un Yo y un Ello, el resto, las cosas, la vida
Y mi imaginación corre
¿Entonces? Entonces mejor sentarse a escribir, descargar en la fuerza de la lapicera el trago amargo, que todo fluya, el pensamiento y el tiempo también, y que él, Tiempo, hable por sí mismo.
“Todo llega en la vida y con el tiempo, y no hay que ir a buscarlo, viene sólo”

sábado, 15 de agosto de 2009

Secuencia temporal

Nunca fue a París, nunca conoció el Sena. Sin embargo las muchas lecturas habían creado en ella un imaginario particular; prácticamente conocía ese río y pensaba buenas muertes en su cauce. Por que no pensar en el Amazonas, o en el Paraná, en el Eúfrates o el Tigris, simplemente por que no. Fue así que se dejo caer, no importaba si era el Río de la Plata o el Sena.
El agua penetra en su cuerpo, en cada poro de su piel, transpirada, agitada.
Sin saber como se deja atrapar, sus pelos de punta, la tiran y cae. Ella escapa del pasado, de él Pasado que de pronto y sin avisar se le aparece. Al no prepararse para el encuentro se asusta, una visión corta basta. Pasado camina hacia ella casi flotando por el piso, con su perfume y su sonrisa sarcástica tan particular; le cuesta poco evocar miradas y voces olvidadas. Pasado vuelve y ella escapa, la busca con su sonrisa de metal y ella corre, pero sus manos toman las de ella, se deja atrapar, se deja caer. Ya no importa si es el Sena o el río de la Plata, el agua penetra en cada poro de su piel.

domingo, 12 de julio de 2009

El mundo quiere embellecerse

Cuando al fin abrió los ojos, todo estaba gris, sin color. Una película viscosa y grisácea se había pegado al mundo. Todos parecían estar en un film silente, sin hablar, moviéndose, gesticulando, sus caras grises, sus ropas grises. Al principio, los gobernantes de la tierra, pensaron que podía ser una buena forma de sacar a flote los viejos nacionalismos muertos en la época de blanco y negro; no faltaron, tampoco, los oportunistas que comenzaron a vender a precios altísimos lo que sería la nueva moda: ropa, calzado, bijouteri, cualquier objeto de los años 20. En la radio comenzaron a pasar temas de blues y jazz ya olvidados. El cine sólo proyectaba películas viejas. Las cosas no parecían ser tan malas. Pero para los dueños de las fábricas textiles, de tinturas, y cosméticos la cosa era distinta, y peor para sus trabajadores. Desempleados y sin dinero hicieron huelga. Los gritos de los obreros e incluso de los dueños de las fábricas del planeta se hicieron escuchar, y a ellos se unieron las editoriales, las cadenas de televisión, las jugueterías e incluso los pintores, que rechazados no podían practicar su arte. La gente comenzó a molestarse porque los miles de desocupados invadían primero las plazas, y después sus casas en busca de comida, con lo cual la gente no tenia que comer, y se unió a la masa de desocupados por el reclamo de la devolución del color al mundo. Marchaban todos juntos, unidos por primera vez, a las casas de gobierno en cada país del planeta. Pero los que estaban a cargo nada pudieron hacer y renunciaron. El mundo era una anarquía. La gente tuvo que empezar a arreglárselas sola y convivir en paz. Hasta que un día, sin que nadie se de cuenta, apareció un niño todo colorido, lleno de luz, lleno de alegría. Venía de las alcantarillas, con sus amigos, con sus compañeros del submundo, había cometido el pecado de robarles el color a los terrestres. Y el niño venia a compartirlo con ellos.

miércoles, 8 de julio de 2009


La vida dirá.

La frase sonó poco convincente de su boca, sin embargo quiso decirla. El tenía la necesidad, de que la vida diga en un futuro, lo que el día de hoy no decía. Quería que la vida, se hiciese cargo de lo que él no podía asumir. De lo que ella tampoco podía decidir. El quería cargar todo en esa abstracción: la vida. Suerte de destino que marcaría o no, el curso de las cosas.
Así él
o ella,
no tendrían la inmensa responsabilidad de decidir;

(la vida dice, la vida hace.)

No quiso admitir, lo sabía pero no quiso asumirlo, que la vida hablaba a través de él, y a través de ella. Y que por lo tanto, ellos debían asumir su voz. La vida hecha carne, a través de sus actos.

*

El caminaba abstraído, cuando de pronto, una gota de agua en su frente, y un perfume, lo hicieron viajar. Las gotas se sucedieron con rapidez, y así empezó a llover. Recordó aquella vez.
Aquella vez lo hizo callar, y tan sólo sonrió para sus adentros, acordándose del olor de su cuello. Ella observaba desde una ventana la cortina de agua, y respiraba profundo. Pensando que
las cosas no eran tan sencillas.

(O tal vez si;)

la vida dirá pensó. Pero pronto, se rió de su propio auto-conformismo. Consuelo de tontos. El quería y ella también.
Deseaba morder sus dedos, si, morder todos, todo.

*

Muerdo tu dedo, si, muerdo todos, todo.
Hoy me desperté queriendo verte. Quiero estar dormida, sintiendo el calor de tu proximidad.
Quiero olerte la nuca, morderte la oreja, besarte el cuello.

(Ella quería enloquecerlo. Sabía que podía hacerlo.)

Quiero enloquecerte y que camines abstraído. Pensando en el vívido recuerdo de nuestros besos, de mis manos que te alejan y te buscan al mismo tiempo.
Y de tus manos que me atraen hacia tu centro.
Quiero darte un masaje en la mano, pasar tus dedos por mis dientes, mi mano por tu pelo,
tu boca en mi cuello, tu risa que no sabe como escapar, pero se deja ser, se permite vivir.
Quiero que pienses y no lo hagas.
Quiero pensar y no hacerlo.
Quiero saltar el cerco.

(Pero no.)

*

Hoy es un día de deseos para mí

(De deseos para ella, que son tan simples como el escribirlos. Ella se enreda en un ovillo.)

Tal vez sea cierto, que suelo enredarme en una madeja sin un principio ni fin. Pero hoy tan sólo quiero enredarme entre tus brazos, fundir nuestro pelo y rodar.

*

El rueda en su cama. Una sombra, sobrevuela en su cabeza pero al despertar no ve nada. Sólo cuando el día va avanzando recuerda lo que soñó. Una gota de agua en su frente, y un perfume, lo hacen viajar. Ella brinda con saudade.


jueves, 2 de julio de 2009

Cuando la desgracia se entera de que es inútil empieza a secarse, se desprende y cae

Olor a kerosén inundando todo, “¿zapatos embarrados o mosquitos?”. No podía creer lo que aquel extraño me estaba ofreciendo. Dos cosas que existen en la vida, o que, a lo sumo, yo mismo podía conseguirlas, elaborarlas. Parado detrás del mostrador, el comerciante me miraba fijo, pero no parecía estar presente. Parecía repetir siempre un idéntico repertorio, ofrecer lo mismo a cualquiera, decir lo mismo a cualquiera. A pesar de todo decidí comprar los zapatos. Se los pedí y sin transición ni sorpresa, el hombre me los dio envueltos en una bolsa para conservarlos y que quedaran embarrados. Pero mala suerte, el barro se pegó a la bolsa y los zapatos quedaron casi limpios. “No, no me los llevo, (me miró), me llevo los mosquitos”. No entendía el porque de mi decisión, tal vez fue inercia. Sospecho ahora que la mirada del vendedor, roja, fogosa me incitó a hacerlo. Esta vez colocó mi mercancía en un frasco de vidrio, los mosquitos zumbaban chocando contra la tapa, querían huir. Lenta y golosamente tomo mis chelines y los guardo en una caja. Pero pronto me di cuenta que no podía irme; mi cuerpo no respondía a las órdenes de mi cabeza. Nada, nada ocurría. Seguía allí parado observando al comerciante sin saber cómo explicar lo que sucedía, que era lo que sentía. El olor a kerosén comenzó a aturdirme. Era un hedor que inundaba todo y hacía flamear el fuego de un hornillo. Me sentía dentro de la mentira de un sueño infinito. El hombre no se inmutó. Comencé a sentirme mal. El olor penetraba por mi nariz y era exhalado por la boca. Mi vista se nubló, mi cerebro comenzó a fallar, no podía decir nada, sólo balbuceos. Mi cuerpo se fue ablandando poco a poco y comencé a caer en un infinito vacío. Ya no era yo.

sábado, 23 de mayo de 2009

Ella vuelve todo su cuerpo al crepúsculo ,
enardezida, confía su tristeza.

Su cuerpo desfila en renglones imaginarios,
que evocan mil ideas martilladas en su mente.
Suspira, después de haber llorado,
a travez de sus pestañas de nieblas,
tiesas, en la calma de los excesos.

Camina hacia la tierra húmeda,
y puesta en pie al cielo,
se alza transparente, azarosa.
como intentando imitar a un pajarito.

Ya sus ojos se cierran para poder gozar todo lo que ella evoca,
como sufre y llora bajo ese canto,
mientras todo a su alrededor la contempla.

jueves, 26 de marzo de 2009

El viajero primerizo

Prestando oido al silencio,
el pasado, al alejarse,
perdia valor,
y comenzaba a sentirse.

Almibarado,
el suave canto del horizonte,
me regocija,
como el buho de astuto deseo,
pensando, pensando, pensando...
Que hermoso seria permanecer la vida entera,
contemplando la densa niebla del retiro nocturno.

El Inversor nervioso

!Yo se muy bien de mi vecino!
Un hombrecillo envuelto en la fatalidad del desequilibrio financiero,
de calculadores ojos,
iracundos y tensionados,
arqueados por la exhuberancia volatil,
que lo envuelven de incertidumbre,
y eyaculacion precoz.

Por las mañanas,
impregnado por el espiritu capitalista,
anclado en la sustancia agitadora de las burbujeantes acciones,
gesticula al espejo implorando piedad a los mercados.
Y sus apestosas vertebras,
languidas,
tienen un aspecto febril.

El pobre padece,
delirante,
aislado en su mundo como un monje,
encerrado en el subsuelo,
su verdugo,
alucinando negocios angelicales y majestuosas ganancias,
irradien su palidez enfermiza.

viernes, 23 de enero de 2009

El hombre pertenece a la tierra

Que placer es tomar nuevamente la lapicera. Luego de un año donde tanto paso, es grato tomarse el tiempo, no pensar, sólo escribir. Ya casi no tengo responsabilidades. Chau facultad, chau teatro, sólo queda el trabajo. Un poco de aburrimiento diario, un poco de cansancio y alienación para poder disfrutar más de las tardes de sábado, de los domingos, de los mates, de las birras, de la marihuana, de los amigos. Tengo ganas de huir, huir de tanta ciudad, tanto aceleramiento y fobia social a la vida. Que placer es detenerse, observar, pensar, no pensar. El año ha transcurrido rápido. Queda por delante mucho, pero detrás también queda demasiado. Año de nuevas sensaciones. Nuevos conocimientos, nuevas rutinas; rutina de ir los martes y los viernes hasta Puán, rutina de ir los martes a teatro, rutina de trabajar. Pero ella se rompe. Nuevos conocimientos, si, nuevos amigos, nuevo amor, un amor. Me persigue más tu idea que tu persona concreta, es simplemente el recuerdo, el deseo de sentir. La nostalgia, la dicotomía (que sentir, que pensar, que decir, que hacer) No hay nada que estructure estas líneas; tal vez mi pensamiento. Año de redescubrimientos. No creo en las esencias, pero a pesar de eso siento que cada vez más me acerco a la mía; me uno con unas raíces que tal vez no sean las propias pero con las que me identifico. El folclore llamado folclore y no arte, cultura. Pero sí, unida al folclore, a las raíces más enraizadas en la tierra. Si, la tierra no pertenece al hombre, el hombre pertenece a la tierra, y eso es lo que descubro, esa es la esencia hacia la que voy, (aunque no halla UNA verdad, aunque no halla UNA realidad) Siento un crecimiento que me invade por dentro.

Sentarse a vomitar palabras

Sentarse a vomitar palabras.

Dosmedusassurcaronelmarsiguiendoalamujerquehuianadandoenelagua. Vomitar palabras. Silencio. El cuerpo se posesiona y todo fluye como un torrente que no puede controlarse, el impulso nos guía. Deberíamos vivir mas libres, más cerca del limbo de la locura. ¿Que es ser cuerdo?, saltemos la cuerda. Sin riesgos la vida no tiene sabor. Las barreras impuestas deben eliminarse. El que dice la verdad debe tener que dejar de ser mal mirado. Sin embargo el miedo nos paraliza, lo consumimos de la misma manera que consumimos agua, lo necesitamos. Nos quedamos en casa viendo películas malas en vez de salir a la vida. La tristeza se ha vuelto confortable, pero también demanda una energía que nos tira hacia abajo. Debemos callar las voces que nos piden hacer más y a las que nos reprochan que no lo hayamos hecho. Al saltar sentimos la frescura del viento pegar sobre la cara, y en estos saltos es cuando los gemidos de placer más se escuchan: volando, jugando, tomando riesgos, sintiendo el corazón luchar contra el pecho endurecido. Saltar. Sin riesgos la vida no tiene sabor. Y que sabroso es disfrutar de algo que nos gusta.


lunes, 19 de enero de 2009



Sigo buscando. Investigando, conociendo. Tal vez no sean crónicas lo que escribo. Tal vez micro relatos. Tan pequeños que entran en las manos, tan fuertes que las sobrepasan.







Acción. Al escuchar el sonido de la cámara se estremeció. Su imagen congelada para siempre; no en una pequeña pantallita artificial, no en una falsa memoria, no en un chip. Su imagen inmortalizada en el fílmico, como atravesando las barreras. Luz, inmortalizada por la luz.
- Para que hemos venido a la vida sino para ser libres. No voy a pedir permiso. Continuamente me busco, lo único que deseamos es tan simple y tan complejo como convertirnos en Tiempo presente y consciente, en ahora. La vida en sí misma. Simplemente ser.






(amparo*)