"Andábamos sin buscarnos, pero sabiendo que andabamos para encontrarnos"
Julio Cortázar

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viernes, 2 de noviembre de 2012

Siervo

Una tormenta me deja todo el día sin luz. Alarmada de día -reconozcamos, el vicio al que lleva el consumo con su Internet, TV, o música alta es fuerte-  es sin embargo sobrellevado: leo. Y encima leo a Pasolini escribiendo en el 75 sobre el modo en que el consumismo cambió la vida de su Italia con respecto a la de diez (y sobretodo 20 y 30) años. Es cierto: estamos quemados, exprimidos y disecados. Ahora bien, cuando a la noche ya no puedo leer sin que la luz de las velas amenace con empeorar mi miopía, la alarma se transforma casi en desesperación. Lo admito. Todo muy lindo, pero las horas no pasan y la cabeza maquina.
La cabeza maquina.
El psicoanálisis surge en la plena era moderna de fábricas, ferrocarriles, y un recién nacido dispositivo cinematográfico. Shock y no más aura, euforia urbana y nuevo capitalismo. Entonces pienso. Y sí, todos neuróticos. ¿El siervo de la gleba lo sería? Difícil. Su día debía de comenzar ni bien despuntaba el sol. Alguna comida frugal y a trabajar la tierra del amo. Casi todo para él, poco para mí. El sol se va y vuelve a la cama. Incluso los literatos de aquel entonces, con sus lecturas a luz de vela y pensamientos sobre Dios (tras la luz se cierne la oscuridad, imposible no creer en ese) debían ser más normales. ¿Había lugar para neurotizar, como hoy, con trabajos arduos cuyos objetivos son obtener un falso bienestar que de verse amenazado provoca sufrimiento? No. El pasar hambre lógicamente hace sufrir, pero hoy se trata de otra cosa. Las necesidades nuevas se inventan al mismo ritmo que surgen las mercancías que las satisfacen. Y entonces no, es lógico, el paso del tiempo no se soporta. No se soporta sin. Cada vez más cosas.
Ropa
TV
Computadoras
Celulares
Sin ellos el abismo, la nada, la obligación odiosa de pensar. La humanidad de la era del consumo no quiere y no puede hacerlo; no es su culpa, no la-me juzgo por ello. Pensar hoy día es a veces tan retorcido y neurótico que cansa. Parece que se piensa sólo cuando no hay con qué llenar el blanco, cuándo los minutos no pueden ser utilizables al máximo. Pero es un círculo vicioso, ya que debido a que ese blanco está continuamente lleno, es que molesta cuando de pronto está vacío. Entonces vuelvo a afirmar: el siervo de la gleba de seguro no era neurótico. No podía serlo. Pensaba, seguro, pero su pensamiento no debía girar -me manejo siempre en el campo de la especulación- en torno a cómo llenar el vacío dejado por una tecnología abrumadora. El pensar debía ser una actividad tan habitual como el arar la tierra y entonces no era tan intensa, tan enroscada, tan -una vez más- neurótica.
Hoy no quiero pensar pero algo extraño se mueve en mí, por dentro, y cómo no puedo ahogarlo con temporadas de series virtuales, me obligo a preguntarme qué es. No puedo leer, ni mirar la TV, ni usar la pc, ni escuchar música. No queda otra que interrogarme. Pero lo que siento no sé cómo traducirlo, cómo llevarlo a la palabra. El ser humano ha sabido conquistar casi todo pero todavía no sus sentimientos ¿Cómo se llama esto que palpita? Es como un vacío causado por una herida al ego (mis palabras buscan ser sencillas pero están indefectiblemente marcadas por años de terapia, pensaba decir herida narcisista)
En este momento de la vida estoy muy bien. Sin embargo hoy se agita dentro una llamita y ante el menor soplo puede apagarse. Ese soplo llegó al ver que un ex amor es feliz con alguien más. El susodicho poco me importa, pero la cuestión es esa: el ego, el Narciso que se refleja en el agua.
¿Hay amores que sean realmente altruístas?
¿Hay sentimientos que no estén marcados por un yo que piensa?
Lo dudo. Dudo también que el siervo de la gleba haya sido neurótico, o al menos neurótico a nuestro nivel.


1 comentario:

paola dijo...

odio quedarme sin teléfono o sin internet por tantos días.. uno piensa que no son necesarias esas cosas pero cuando uno no lo tiene se siente mas.. y solo por una lluvia!
por suerte este finde aprovecho a viajar, estaré tomando un helado en el grido en la plata ya que voy de visita a lo de mi novio